La vida en un bloque de Marianao

Rubió i Ors 18 Bajos 1ª. Entre una pescadería y una frutería. Con un bar y una churrería enfrente. En pleno epicentro del barrio, entre Antonio Gaudí y Roselló. Recuerdo los gritos del butanero; el sonido del organillo de “la cabra”; el sonido de las monedas que los vecinos lanzaban desde las ventanas; la harmónica del afilador de cuchillos; el “para hoy, para mañana y para toda la semana” del David, el vendedor de lotería de una de las esquinas; recuerdo los gritos de la gitana vendiendo ajos en la otra; el “barato, barato” del marroquí vendiendo carteras... Todo frente a mi habitación, que daba a la calle.

Recuerdo las migas que hacía la sra. Trini, la señora del Bajos 2ª que tanto me quería, que devórabamos en casa, y ella lo sabía. Recuerdo la caja de galletas que me traían siempre en su casa el día de Reyes. Recuerdo ir al Bajos 3ª, a casa de doña Benita, a hablar con la Mari para que nos hiciera el favor de comprar las bombonas de butano cuando no íbamos a estar en casa. Recuerdo también la Lola, del 3º 1ª, gran amiga de mi madre y una gran dispensadora de regalos para que me detuviera en su casa cuando iba a “hacer recados”.

Recuerdo subir cuatro pisos con la palangana llena de ropa para tender en el terrado, recuerdo ver todo Marianao desde arriba. Desde ahí mi madre años atrás me veía durante la hora de recreo en la guardería Los Pitusos, con la entrada en la calle Providencia. Patio dónde jugaba con el Adri, el Jonathan, el Marcos... Recuerdo a la Lola, la Ana, el sr. Juan, la sra. Josefa, la sra. Mercedes, la sra. Isabel...

Recuerdo tener una rata en el patio, ver a mi padre matarla, y el disgusto de tener que llevarla al contenedor. Recuerdo con exactitud el ruido de las ratas. Recuerdo que, según decían, proliferaban porque en el patio trasero de la frutería de al lado dejaban la fruta pudrirse en el patio por las noches. Recuerdo las colas de muchas personas que venían a llevarse la fruta sobrante los lunes. Recuerdo el incendio de un camión frente a mi casa. Recuerdo romper la ventana de mi habitación con una pelota de tenis. Recuerdo a mi madre enfadarse porque nos robaban las plantas que ella colocaba en las ventanas.

Recuerdo tantas cosas de mi bloque, de Marianao...